306. CUÉNTAME: hoy "El Gordo"

HandySpanish presenta Cuéntame, historias cortas de un estudiante viajando por Españanarradas por su profe de español.Te recordamos que tienes la transcripción de esta historia disponible.Los españoles son supersticiosos. Esto me ha quedado más claro que el agua en los últimosaños debido, evidentemente, al enorme número de sorteos que tiene el país. Hay gente vendiendolotería en cada esquina, aunque también puedes comprarla en bares, panaderías, supermercadosy restaurantes. El sorteo más grande y famoso es el extraordinario de la Navidad, en elque si ganas el primer premio, puedes decir que te ha tocado el gordo. Cada año, el 22de diciembre, toda España está viendo la televisión o escuchando la radio, atentosa los números que van apareciendo. El sorteo se lleva a cabo en el Teatro Real de Madridy es transmitido en directo. Dos bombos de bingo a tamaño real se colocan en el escenario,uno con los premios y otro con los números que juegan en la lotería. Durante horas,bolas con premios que van desde 1.000 a 4.000.000 de euros van dando vueltas y apareciendo juntoa otras bolas que contienen los números participantes. Dos alumnos de la Escuela Primaria de SanIldefonso en Madrid anuncian con una especie de cántico muy peculiar el premio asociadoa cada número. YouTube está lleno de vídeos que lo muestran, es agradable de ver si tienesmedia hora libre. Es habitual comprar un décimo de Navidad con los mismos números juntocon colegas, vecinos, familiares y o amigos. ¿Para que todos ganen? O pierdan, pero esaopción nunca se contempla. Elegir un punto de venta es un momento muyimportante en la tradición para un español. Siempre eligen una administración donde sehayan vendido décimos ganadores en el pasado. De esta manera, estas administraciones vendenmucho más que otras, por lo que se venden incluso más décimos ganadores y así sucesivamente.El resultado es que puedes comprar un décimo para la lotería de Navidad inmediatamenteen diferentes puntos, mientras que hay largas colas en varios lugares específicos.El ejemplo más extremo es Doña Manolita en Madrid, una pequeña administración enel centro de la ciudad donde cientos y cientos de personas forman una hilera sinuosa porlas calles de Madrid mucho antes de Navidad. Y si tienes otra media hora, échale un vistazoa esto en YouTube también. Por cierto, la cola no solo la componen madrileños, la genteviene de todo el país para comprar su décimo ganador aquí.Estamos a finales de noviembre y Sandra, mi profe, cumple años mañana. Creo que seríauna buena idea regalarle la ilusión de ganar el gordo. Caminando por la Catedral de Sevilla,la iglesia más grande de Europa después de la de San Pedro en Roma y la de Saint Paulen Londres, busco en Google la administración de lotería más cercana. En el cruce girea la derecha, a 100 metros su destino estará a la izquierda. El Gato Negro. En este puntode venta, que no es más que dos pequeñas ventanas techadas, comienza una fila que seráde unos 50 metros paralela al tranvía. Porque le deseo a Sandra lo mejor y porque quierovivir esta experiencia española, me coloco tranquilamente en la última posición dela fila. En la media hora que me lleva llegar a unode los mostradores, soy testigo de muchos ritos supersticiosos. Un ejemplo es que casitodas las personas frotan con los décimos de lotería recién comprados uno o los dosazulejos con figuras de gatos negros situados en los laterales de la entrada. Los hombrescalvos se frotan los décimos en la cabeza y las mujeres embarazadas hacen lo mismo ensus barrigas. Quizá buscando aún más la buena suerte, estas acciones las graban enel teléfono móvil. Cuando es mi turno, el vendedor me preguntaqué número me gustaría comprar. A lo que respondo, elige el que tú quieras, me daigual. A juzgar por su reacción, no debe escuchar esto a menudo. Finalmente salgo deallí con el número 66702, pasando por una panadería donde también venden décimosde lotería. No hay nadie ahí.La siguiente historia se desarrolla en uno de los lugares favoritos de España de nuestro estudiante.